jueves, 24 de junio de 2010

ARTICULOS PERIODISTICOS



ALTERA PUBLICÓ MI NOVELA EN ESPAÑA

El sello Ediciones Altera publicó en España, el 18 de enero, mi novela Por las tetas de Miriam, una observación crítica a la absurda guerra que hace unos años nos enfrentó a los peruanos.
Yo sé que muchos de ustedes no me conocen pero han leído algunos de mis artículos, notas cargadas de dinamita verbal. No escribo esos artículos porque soy un resentido social. Lo que sucede es que nací en un tiempo en que como escritor había que tomar partido: o por la cómoda vida de un escriba de las transnacionales, o por la defensa de los sin zapato y los sin empleo (y yo opté por la segunda opción).
No recuerdo en qué momento empecé a escribir. Posiblemente de niño en mi natal Larcay, observando los toros bravos que bajaban de las cordilleras en los días de fiesta, o montado en esos caballos que en las extensas llanuras bailaban la danza de las espuelas. Una vez, cuando fui a buscar burros, grabé sobre el polvo del camino un poema dedicado a cierta vecinita que todas las tardes pasaba por la loma arreando sus becerros. Un muchacho de mi edad que venía por el camino, al ver lo que yo había escrito, simplemente lo borró con su orina y dejó las palabras diciendo la mitad de lo que proclamaban al principio. ESE FUE MI PRIMER CRÍTICO.
Cuando llegué a la secundaria, ya escribía versos cargados de palabras desconocidas en los bordes de los cuadernos y a veces en las cabuyas del camino. Una vez grabé en las hojas anchas de la cabuya el siguiente verso: “Las llamas de tu mirada queman mi alma herida”. Una semana después pasé por el mismo lugar y vi que alguien había añadido algo debajo de mis versos. Decía: “Burro, aprende a escribir”. ESE FUE MI SEGUNDO CRÍTICO.
Cuando acabé la secundaria, había terminado también una novela que se extravió en el colegio, y poemas diversos, cuentos, leyendas y algunos pensamientos, y después hice el himno al colegio, que nunca se cantó porque seguramente carecía de valor o porque la posición de mis críticos domésticos pudo más.
Llegué a Lima el año en que Fujimori empezaba a quebrar el espinazo de la soberanía. En el bolsillo llevaba un paquete de poemas y unos cuantos relatos, uno de ellos sobre un loro borracho. Los poemas estaban escritos con la métrica tradicional, con sinalefas y el preciosismo dieciochesco de Rubén Darío (poemas a la lluvia, al viento, a las cataratas, a la cebolla, al sapo y a ciertas señoritas de cuyos nombres ya no me acuerdo). Los amigos poetas de Lima, al leerlos, decían que yo me había escapado del siglo anterior, porque el verso libre ya había quebrado todas las reglas que sujetaban la palabra y la imaginación del hombre. Y sobre mis cuentos, recuerdo la risa del escritor Nilo Espinoza Haro, director del periódico, que cada vez que me veía exclamaba ¡loro borracho! y soltaba su muy conocida carcajada de pavo viudo.
En el diario Ultima Hora se publicaron varios cuentos. No saben lo que uno siente al leer su primer cuento en un medio nacional. Pero por sugerencia de mis amigos, decidí no publicar más. Primero tenía que perfeccionar mi estilo. Continuaba escribiendo más relatos cortos para familiarizarme con el español, una lengua de diablos que solo hablaban los vecinos principales de mi pueblo.
Años después comencé a publicar libros pequeños, todos con Arteidea (Apaga las velas, Allin kawsay y el poder en el Perú, Ojos de rocío y otros cuentos, La mujer de los mil nombres y Crónicas del socavón). Entonces alguien me dijo, entre broma y broma, que mis textos no eran sino simples resúmenes de libros (o minilibros). FUE MI TERCER CRÍTICO.
Este año mi novela Por las tetas de Miriam fue publicada por Ediciones Altera en España, en cuyo fondo figuran desde autores clásicos hasta prestigiosos contemporáneos, tanto europeos como hispanoamericanos. Uno de ellos es Álvaro Mutis, Premio Cervantes y considerado uno de los escritores hispanoamericanos contemporáneos más importantes. Otros autores que publican con esta editorial son Fernando Sánchez Dragó, Fernando Savater, José Javier Esparza, José María Zavala, Robert Graves, Ludwig Pfand, Giorgio Agamben, Pierre Gaxotte, etc.
No puedo decir de mi novela que es buena por temor a que digan que todo panadero alaba su pan. Muy gentilmente, Alfredo Berríos Reiterer dijo que “las famosas tetas de Miriam están bueníssssimas (como tetas y como novela)”. Habrá que leerla cuando los libros lleguen al Perú. Si el fruto todavía no está maduro, les prometo mejorar en cada libro. Por ahora les informo que estoy terminando una nueva novela (El pueblo de las despedidas) que habla de los pueblos de Aymaraes (Apurímac) y de la batalla de Mutca.

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LOS APORTES DE ARGUEDAS

A mí me gustan las canciones de Milder Oré Cabezudo. Escucho “No hay secretos en el amor”: invocación a la paloma mensajera para que vaya donde la amada y le diga que sin ella es imposible la existencia. Surgen entonces varias preguntas: ¿cómo es que rasgando hilachas de metal se puede expresar desgarramientos y presentir un mundo de recuerdos y olvidos más allá de nuestras miserias?, ¿cómo es que soplando tubos de caña se puede tejer melodías y despertar pasiones dormidas? ¿Y cómo es que ese ayacuchano con apellido de pájaro, lector de “Warma kuyay”, pudo convertir el infortunio en alegría con palabras tomadas del viento?
Hablemos ahora del “Warma kuyay” de Arguedas. Usted ha leído ese libro y ha asistido, cual testigo furtivo, al despertar del amor infantil a la vista de la luna en una hacienda llamada Viseca. De pronto se habrá preguntado: ¿cómo es que juntando adjetivos y recuerdos se puede construir un mundo de palabras donde maqtillos y pasñas juegan en armonía cósmica con la naturaleza?, ¿cuál es el secreto para hacer bailar al español y al kechwa, dos idiomas de cuerpos atléticos, en una danza casi diabólica bajo el musical canto de las tuyas?
Son los misterios del arte.
Ahora hablaremos de José María Arguedas.
Cuarenta años después de su muerte muchos siguen preguntándose cómo pudo tejer palabras kechwas y españolas en una combinación de tonalidades jamás escuchadas y convertir en literatura el vivir y el sentir de aquellos apestados de los Andes equivocadamente llamados indios. O retratar al tifus montado en un caballo vadeando el río para acabar con los habitantes de la comarca. O pintar cernícalos de alas doradas elevándose hasta el sol para beber su esencia. O nadar contra la corriente en Literatura, en una pelea solitaria y tenaz, motivado por una fe inquebrantable en sus Apus, en los pueblos de las sierras, en aquellos a quienes consideraba sus hermanos.
APORTES
Los aportes del Taita son muchos. El más importante fue rebelarse contra la arbitrariedad de la Real Academia de la Lengua Española, oponerse a la dependencia en la lengua. En Literatura, desechó los mil estilos provenientes de Europa, creando uno nuevo. Sobre todo, nos enseñó a crear literatura a partir de nuestra realidad, en un país cuyos escritores hasta entonces sólo eran, como los monos, imitadores de supuestas culturas superiores.
En política, Arguedas advirtió que la exclusión nos llevaría inevitablemente a la violencia y que el Perú no sólo estaba constituido por los señoritos de origen europeo sino, también, por aquellos cuya raíz permanecía plantada en las profundidades de los Andes. Nos dijo que en el Perú la propiedad sobre la tierra (las haciendas) tuvo su origen en el robo, y la propiedad que nació del despojo de ninguna manera podía ser considerada propiedad.
En una sociedad que caminaba hacia su autodestrucción, con formas de vida automatizadas (donde cada día que pasa los hombres se convierten en robots), nos dijo que el humanismo andino podía abrir nuevos caminos para solucionar los grandes problemas de la humanidad. Y ante el avance del individualismo, nos dijo que el ayllu andino y el trabajo comunitario (minka) eran mejor que todo eso. “Y que no haya rabia”, decía como todo comunero. No era indigenista. Era un escritor kechwa. No defendía una raza. Hablaba de todas las sangres. Defendía una cultura, la andina, y una forma de pensar más cercana a la solidaridad y a la ecología. (Publicado en enero 2011, en Servindi y La Mula)



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UN BRUJO LLAMADO GABO

Hace poco se nos fue uno de los principales exponentes del boom de la Literatura latinoamericana, el escritor Gabriel García Márquez, más conocido como Gabo. Con motivo de su partida, la prensa volvió a ocuparse de la célebre novela Cien años de soledad y de otros libros del autor colombiano. Dicen –y quizás con acierto– que Cien años de soledad es el libro más importante después del Quijote porque revolucionó, real pero maravillosamente, la Literatura en el último siglo.
De Cien años de soledad, el andahuaylino José María Arguedas escribió:
“…ese García Márquez se parece mucho a doña Carmen Taripha, de Maranganí, Cusco. Carmen le contaba al cura, de quien era criada, cuentos sin fin de zorros, condenados, osos, culebras, lagartos; imitaba a esos animales con la voz y el cuerpo. Los imitaba tanto que el salón del curato se convertía en cuevas, en montes, en punas y quebradas donde sonaban el arrastrarse de la culebra que hace mover despacio las yerbas y charamuscas, el hablar del zorro entre chistoso y cruel, el del oso que tiene como masa de harina en la boca, el del ratón que corta con su filo hasta la sombra; y doña Carmen andaba como zorro y como oso, y movía los brazos como culebra y como puma, hasta el movimiento del rabo lo hacía; y bramaba igual que los condenados que devoran gente sin saciarse jamás; así, el salón cural era algo semejante a las páginas de Cien años de soledad… aunque en Cien años de soledad hay sólo gente muy desanimalizada y en los cuentos de la Taripha los animales transmitían también la naturaleza de los hombres en su principio y en su fin”.
García Márquez y Arguedas, ¡grandes creadores de esta América nuestra!

La primera vez que pronuncié la palabra “escritor” fue a los ocho años de edad, en la escuelita de mi pueblo natal. Al profesor de aula se le ocurrió ese día preguntar por nuestra vocación, y mis compañeros respondieron, ¡sueño inocente de niños!, yo seré profesor, yo seré doctor, yo seré policía. Nadie dijo yo seré campesino, yo seré ganadero, como ocurrió después. El profesor sonreía ante cada respuesta, y preguntando uno tras otro llegó a mi lado y me preguntó con su voz de sargento: “Y tú, ¿qué vas a ser cuando seas grande?”.
Un frío de invierno penetró hasta mis huesos, nunca había pensado en lo que sería de grande porque a esa edad uno solo piensa en jugar, pero me acordé de un tal Arguedas, saqué valor de algún lado y respondí: “Yo seré escritor”.
El profesor se sorprendió con mis palabras, me miró –muy serio– de pies a cabeza como a un extraño insecto y me espetó una frase demoledora: “¿Y cuándo has visto a un escritor con ojotas?”.
La carcajada de los alumnos y del profesor sigue sonando, persistente, en mis oídos, como el tambor que anima la marcha triunfal de un soldado. Y yo, después de muchos años, respondo a mi profesor con mi suave risa de niño con ojotas porque ya van seis libros publicados y diez en camino. Por eso les digo a los niños con ojotas de todos los pueblos: “La voluntad es el supremo motor que mueve al mundo, ¡nunca se rindan!”.


Volvamos ahora a García Márquez, el centro de nuestro homenaje. Gabo tenía todo un mundo dentro por haberlos recorrido observando, primero, con ojos acuciosos de periodista, luego interpretándolo en Cien años de soledad con su extraordinaria capacidad de artista. Es que el escritor es una esponja que absorbe, con la sensibilidad de un niño, ciudades y pueblos enteros con sus calles y sus gentes, y bosques exóticos con su bullicio descomunal y sus cataratas, para irlos pintando con palabras en páginas que han de leer los hombres de estos y los venideros tiempos. Para quienes hemos asistido al banquete de imágenes de pesadilla y ensueño de ese libro maravilloso, Macondo realmente existe donde una estirpe de fantasmas vivientes aman y lloran, gozan y sufren durante cien años, y sueñan con cambiar el mundo con guerras que sacuden el sueño de los pájaros y se acaban como por un encantamiento, y hombres que se desplazan en los bosques como hormigas de metal sin saber que la existencia es solo un suspiro de unos breves días.
Sé que a muchos de sus lectores nos ha sucedido lo mismo: después del banquete hemos quedado en un estado de sonambulismo y nos hemos sentido pobladores no registrados de ese pueblo llamado Macondo. En mi caso, después de leerlo (tenía yo unos diecisiete años) pensé que ese libro había sido escrito por un poderoso brujo de la comarca, de esos magos que crean maravillas de la nada, y me acordé de mis tiempos de pastor de ovejas en que, aún pequeño, cortaba con el acero la cola del Amaru para evitar los relámpagos, o cuando, pescando en el río Chicha, lograba sacar una trucha del tamaño de una sirena, con una raya roja en el medio y una boca que terminaba en punta, y unos ojos redondos y severos que me miraban desde el otro lado de la vida. O cuando, ya más grande, en carnavales, recorría montado en un caballo enano los pueblos de Autama, Atihuara y Paucaray solo para escuchar cantar a una muchacha que nunca supo de mi existencia.

En fin, Gabo –un escritor extraordinario– fue esa luciérnaga veloz que pasó por la noche de los tiempos dejando brillar su luz instantánea pero a la vez eterna. (24/04/2014)



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ROA BASTOS

El trueno cae y se queda entre las hojas. Los animales comen las hojas y se ponen violentos. Los hombres comen los animales y se ponen violentos. La tierra se come a los hombres y empieza a rugir como el trueno.

Eso dijo Roa Bastos en su libro “El trueno entre las hojas” cuando se refería a las tierras donde viven los carpincheros del Paraguay. Lo mismo podríamos decir hoy de los mineros artesanales de nuestro país: el rayo clava su lanceta en el lomo de las cordilleras. Los mineros trabajan en los cerros y se alimentan de las rocas. Llevan, por eso, el carácter explosivo de los amarus.
Roa Bastos, el gigante de la literatura paraguaya, premio Cervantes 1989, murió el 26 de abril del 2005. De origen guaraní, nacido en un pueblito de Paraguay en 1917, soldado a los 15 años en la guerra del Chaco (Paraguay contra Bolivia), trabajó en múltiples oficios antes de publicar sus libros, sobreviviendo en Buenos Aires a todo tipo de penurias. Fue cartero, mozo de hotel, limpiador de cristales, guionista de cine, periodista y profesor universitario. Después vendrían los premios y el éxito literario. Pero así como saboreó el éxito literario, también fue perseguido por la dictadura militar de Alfredo Stroessner.
Fue autor de “Yo, el supremo”, su obra maestra y una de las cumbres de la literatura castellana contemporánea, donde narra la historia de José Gaspar Rodríguez Francia, dictador de Paraguay durante 26 años. Fue miembro de varias universidades hispanoamericanas, europeas y estadounidenses.
ARGUEDAS Y ROA BASTOS
José María Arguedas y Roa Bastos nos mostraron un nuevo camino en la literatura latinoamericana. Tomando como materia prima a los carpincheros y a los pongos se puede hacer también literatura de buena calidad. Porque la literatura está en el aire mortal de las ciudades y en el suelo de los campos recién lavados por la lluvia. En las calles de nuestros pueblecitos, que trepan barrancos y terminan en la orilla de los riachuelos, y en las pampas donde el caballo compite con el huracán.
Roa Bastos y Arguedas nos dejaron un camino empedrado de libros. Sin embargo, aquí en el Perú como en el Paraguay la lectura sigue siendo una práctica casi inexistente, y el libro, un lujo de minorías del estrato medio y alto. En la franja extensa de la miseria absoluta, el libro es desconocido como objeto de cultura y constituye para nuestros hermanos kechwa-aymaras analfabetos la marca de las minorías opresoras. (Publicado en diario OPINION en mayo 2005)

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FUJIMORI, EL CRIMINAL

Tenemos que decirlo para que la Historia lo registre. Los gobiernos de Fernando Belaúnde, Alan García y Alberto Fujimori aplicaron un programa de lenta reducción de la población kechwa, aymara y amazónica en los últimos veinte años. Abimael Guzmán, el otro criminal que fue derrotado por los ronderos y no por Fujimori, también aportó con su granito de arena a este fin. Para entenderlo mejor, nos iremos a su demostración por el método deductivo, a partir de los datos de la evolución demográfica en los últimos treinta años.
Según datos del INEI, la población del Perú presentó la siguiente evolución:
1) En 1970 la población era de 13'192,677 habitantes. 2) En 1980 era de 17'324,073. 3) En 1990 era de 21'569,274. 4) En el 2000, 25'661,690.
Eso quiere decir:
A.- La población creció de 1970 a 1980 en un 31.32%.
B.- De 1980 a 1990 en un 24.25%.
C.- De 1990 al 2000 en un 18.97%
Entonces inferimos por deducción que: a) Si la población hubiera mantenido los ritmos de crecimiento de 1980, ésta debió estar en el 2000 en 29’875,264 habitantes, aproximadamente, por lo que hay una merma de 4'213,574 habitantes. b) Si la misma hubiera crecido al ritmo de 1990, ésta debió estar en el 2000 en el orden de los 26'799,822 habitantes, por lo que hay una merma de 1'138,132 habitantes.
Esta declinación en los ritmos de crecimiento se debió a una planificada política de control de población.
FUJIMORI 
Alberto Fujimori es uno de los principales criminales de peruanos y no se le ha juzgado como tal. Durante su gobierno miles de comuneros y comuneras fueron sometidos a esterilizaciones forzadas, que era una forma disimulada de genocidio.
Ahora sabemos cuál era el objetivo de Fujimori: reducir a los comuneros para que no sean un impedimento a la hora de entregar las tierras a empresas mineras pertenecientes a la oligarquía local y a las transnacionales. No sólo eso: mientras se hacía esterilizaciones en todos los rincones, se trajo miles de orientales al país para que ocupen el lugar de los que no iban a nacer nunca.
PROGRAMA MALTUSIANO
En los tiempos de Malthus, la población solía aumentar en una proporción geométrica y la producción de alimentos sólo en una proporción aritmética. Es decir, la población solía exceder las posibilidades reales de alimentación que ofrecía la tierra, por lo que la miseria tendía a estar siempre presente, en particular en los países atrasados.
Aquí no es necesario aplicar este tipo de programas porque no sólo la técnica asegura la producción de alimentos sino también porque el Perú tiene recursos desde el mar hasta la selva (peces, climas, suelo, agua, minerales, madera). Si nos industrializamos y dejamos de vender sólo materias primas por toneladas, más bien nos faltaría gente y habría necesidad de crecer poblacionalmente. La ONU recomendó una vez: “Los países más pobres del mundo deberían concentrarse en fabricar artículos en vez de depositar todas sus esperanzas en recursos naturales”. Pero la industrialización no llegará mientras el país esté controlado por inútiles como Alan García y por las oligarquías encomenderas disfrazadas de demócratas. (Aporrea de Venezuela. Diciembre 2009)


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LA FERIA DE ANDAHUAYLAS

Mujeres vestidas como mariposas, con rebozos verdes y polleras rojas… Chicharrones que alegran el olfato… Pasñas de risas límpidas y cintura de avispa, cuyos rostros tienen el color del pan que acaba de salir del horno, listo para el desayuno... Campesinos tostados por el sol y de andar vivaz… así es la feria de Andahuaylas.
Vendedores de baratijas que hablan como chalchakas… Cargadores que llevan sobre el hombro, como el escarabajo, bultos tres veces más grandes que sus cuerpos… Niños que se pierden en un bosque de gigantes…
Hormigas que pululan junto a una acequia (visto desde Huayhuaca)… Ganaderos de perfil caballuno... Señoras redondas como la fruta que ofrecen manzanas turgentes y coloradas… Mil voces, mil colores, mil sabores… así es la feria de Andahuaylas.
Truchas plateadas, chicha espumante que agradece al sol por abrasar el valle, y sombreros jipi-japá que cuelgan de los quioscos…
Y Sonia Morales que enseña a llorar de desengaños, y Naranjita de Sucre que enseña a amar bailando, y el “Cholo” Juanito que enseña a reír… esa es la feria de Andahuaylas.
Y, finalmente, un señor de lentes llamado Tankar que anda por ahí tomando nota de todo esto. (OPINION, 2006)

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EN PERU NO HAY LIBERTAD DE EXPRESION

La no renovación de la concesión del canal Radio Caracas Televisión de Venezuela trajo en el Perú al debate el tema de la “libertad de prensa”. Todos se preguntan dónde comienza y dónde termina la libertad de prensa y expresión.
Si hablamos de los ciudadanos, nuestra libertad termina allí donde comienza la libertad de los otros. No existe libertad absoluta para nadie. Y cuando hablamos de los medios de comunicación, la libertad de éstas termina allí donde comienza la libertad de las mayorías.
En el Perú los grandes canales de televisión se encuentran al servicio de las transnacionales o de las oligarquías locales que han manejado el país como si fuese su chacra. Tienen en sus manos el poder de la economía y, por tanto, pueden manejar a su gusto no sólo el “cuarto poder” sino también el poder político y militar, que se someten al primer poder (el dinero).
Hay canales financiados por las transnacionales dedicadas a las minas. Si, por ejemplo, un congresista se va contra las mineras, el canal no parará hasta tumbarse a ese representante de un sector de la sociedad. Si un dirigente de una comunidad afectada por la minería denuncia la contaminación de los suelos y los ríos, esos canales de inmediato saldrán a decir que ese dirigente es “terrorista”, “narcotraficante” o “abigeo”. Sin embargo, los intereses de las minorías (transnacionales) termina allí donde comienzan los intereses de la mayoría (los peruanos).
En el Perú los canales de televisión no están cumpliendo su función, que es la de defender la verdad y los intereses de las mayorías. Se han convertido en hampones al servicio de intereses particulares.
LA DICTADURA DE LOS CANALES
¿Y por qué las transnacionales, que manejan más dinero que países enteros, financian a los medios de difusión masiva, principalmente canales de televisión?
Según Manuel Freitas, asistimos en el mundo a una nueva guerra: la asimétrica o de cuarta generación. Y en esta guerra los medios de comunicación juegan un papel importante. “Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde usted es el blanco principal. El objetivo es difundir un mensaje para el sometimiento de masas. El objetivo ya no es matar, sino controlar. Las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas. Su conducta está siendo chequeada, monitoreada y controlada por expertos en psicosociales. Su mente y su psicología están siendo sometidas a operaciones extremas de guerra de cuarta generación. Una guerra sin frentes ni retaguardias, una guerra sin tanques ni fusiles, donde usted es, a la vez, la víctima y el victimario. El control de la población se efectúa mediante una mezcla de propaganda y terror”.
Por ejemplo, ¿por qué de vez en cuando hablan del “resurgimiento de Sendero Luminoso”, cuando en realidad este grupo ya no existe, sino sólo bandas de gente armada dedicada a la protección de los narcotraficantes? Es también parte de la guerra psicológica, llamada "terrorismo mediatizado" como estrategia y sistema avanzado de manipulación y control social. Es decir, los que manejan el país arman grupos supuestamente senderistas con banderas rojas y pasamontañas, incluso a las espaldas de los gobiernos de turno. Se produce entonces, según Freitas, el uso sistematizado del "terrorismo" (realizado por grupos operativos infiltrados en la sociedad civil) complementado con operaciones psicológicas mediáticas dirigidas por los medios de comunicación de Lima, orientadas al aprovechamiento social, político y militar del hecho "terrorista".
DEMOCRATIZAR LA INFORMACIÓN
La libertad de expresión en el Perú está en entredicho. En el caso de los canales de televisión, asistimos a una dictadura informativa de un pequeño grupo en detrimento de las grandes mayorías. Entonces, si hemos de hablar de democracia, las mayorías debemos crear algún mecanismo de defensa frente a esta banda que en nombre de “libertad de prensa” hace mal uso del espectro radioeléctrico. (Publicado en REBELION de España en junio 2007)


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¿EL REGRESO DEL CAPITAN CARLOS? (I)

No es el nombre de una película de guerritas, tampoco el título de uno de mis libros (aunque no se descarta). Debió ser la portada de algún periódico sobre los últimos sucesos de Andahuaylas.
En esta provincia Chanka, donde miles de comuneros, tanto de la ciudad como del campo, realizaron un paro indefinido pidiendo la cancelación de las concesiones mineras (Ares, Apurímac Ferrum, Sol Candente, etc.), los policías balearon y apalearon a los pobladores en las calles de la ciudad. Resultado: más de 30 heridos. No sólo balearon a los ciudadanos. Vimos por la televisión cómo los mismos efectivos policiales perseguían con hondas y piedras a los manifestantes. Ya no se trataba de controlar un conflicto social, sino de provocarlo.
La reacción de la población indignada se produjo cuando los ministros de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, y de Agricultura, Miguel Caillaux, que tienen el grado de sargentos en el régimen de turno, fugaron del escenario de la negociación sin firmar los documentos redactados. Su Comandante, que se encuentra en Hawai, debió sentirse avergonzado. Dicen que para escapar contaron con la ayuda del congresista fujimorista Antonio Medina. Sólo el viceministro de Medio Ambiente, De Echave, permaneció en su puesto, firme como un árbol.
Después de estos hechos, uno empieza a preguntarse: ¿fuimos estafados por Ollanta Humala, nosotros que le entregamos 18 mil firmas de andahuaylinos para la inscripción del partido? ¿El Comandante pasó, como Fujimori, de inofensiva lagartija (candidato) a voraz lagarto (presidente)? Esto de atacar a la población civil con armas de fuego, ¿es sólo el desliz de algún ministro nervioso, o una política dictada desde las más altas esferas del poder?
Supongamos que fue por orden de algún ministro, en este caso del Premier Lerner Ghitis, protector de los Hochschild (dueños de la minera Ares, que tiene concesión en Andahuaylas). Debemos aclarar que los Hochschild financiaron en Apurímac a los candidatos de Fujimori. Si fue por iniciativa del Premier, entonces este señor debe irse a su casa. Y también debe irse el ministro del Interior, por dirigir un ejército de calichines y no de respetables policías. Si ocurre la renuncia de estos ministros, entenderemos que todo régimen puede equivocarse pero también rectificarse.
Si no saca a Lerner Ghitis y al ministro del Interior, y a los otros ministros que fugaron, sabremos que los lamentables acontecimientos de Andahuaylas ocurrieron por orden de Ollanta Humala. Y si fueron por orden del Comandante, las organizaciones de base y los pueblos tendremos que empezar a prepararnos para lo peor. Paros nacionales, movilizaciones, incluso un golpe de Estado. Porque, cuando un presidente pierde legitimidad al atacar al pueblo que lo eligió, es un deber sacarlo del poder a patadas. (Publicado en La Otra América. Noviembre 2011)


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¿EL REGRESO DEL CAPITAN CARLOS? (II)

El humorista Sofocleto, nuestro gran amigo, para determinar la ubicación exacta del cojudo en nuestro medio social, formuló una Tipología del Cojudo en sus dos manifestaciones esenciales: a) El aspirante a Cojudo; y b) El Cojudo propiamente dicho.
Según Sofocleto, “el aspirante a Cojudo no es, como podría suponerse, un menor de edad ni nada parecido. Es simplemente un sujeto al que la vida no le dio todavía la oportunidad de hacer una Gran Cojudez que le sirva como tesis doctoral o de resbalar en un Cojudeo Sensacional que lo prestigie en el medio ambiente como un cojudo legítimo... El Cojudo propiamente dicho, en cambio, es otra cosa. Nació para ser cojudo y cumple su destino a la perfección, sin quemar etapas, sin saltarse a la torera ninguno de los requisitos que exige la ortodoxia y la liturgia de la Cojudez Ancestral. Al cojudo de profesión le ponen cuernos, lo estafan, lo asaltan y le devuelven a la hermana. Es siempre el último de la cola, el que pierde la lotería por un número y camina como pato porque sufre escaldadura crónica. Como todo cojudo auténtico, es devoto de un santo rarísimo. El cojudo propiamente dicho llega a su clímax sobre los treinta años y alcanza la apoteosis a los cincuentainueve. De los sesenta para arriba es lo que se llama un viejo cojudo, lo cual significa que no le falta sino cometer la Gran Cojudez Final que cierre con broche de oro su carrera, antes que algún pendejo de la familia consiga meterlo en el manicomio bajo los cargos de Arteriosclerosis Generalizada y Problemas de Conducta, que es como los siquiatras llaman a los cojudos, para disimular”.
Según la Tipología del Cojudo de don Sofo, podemos sostener que Ollanta es, todavía, un Aspirante a Cojudo. El primer signo: ha empezado a embelesarse con los efectos de la atmósfera acojudante de Palacio de Gobierno, siguiendo los consejos de los adulones y demás bichos. Segundo signo: la oligarquía peruana, la cavernaria, le viene cojudeando con gran estilo y forma o, cambiando de papel, Ollanta se está dejando cojudear (verbo cojudear: yo cojudeo, tú no cojudeas, nosotros siempre fuimos cojudeados) por los mismos pendejos que cojudearon a Belaunde, Fujimori, Toledo y Alan García. Como a Fujimori, a Ollanta le dicen al oído que será el mejor presidente del Perú, porque saben los pendejos que, más bien, le vienen preparando una caída libre al abismo. Si sigue este camino, ya estoy viendo la cara de cojudo de Ollanta cuando, al final de su gobierno, salga de Palacio con medio millar de muertos a la espalda, un centenar de juicios abiertos en su contra en las cortes internacionales, divorciado (especialidad de la oligarquía) y enterrando su apellido para siempre. Porque Ollanta Humala está a punto de convertirse en sicario de la oligarquía y de las transnacionales y consolidar su condición de recluta del sionismo (Lerner, Favre).
El trabajo de los grupos de poder es sutil. Atacan desde sus medios de información masiva ("Cuidado con la prensa", le dijo Correa) a los principales colaboradores de Ollanta (congresistas, viceministros, familiares, dirigentes de izquierda, etc.), para aislarlo del todo y manejarlo (o cojudearlo) a su gusto. Como lo hicieron con Toledo, el autodenominado “Pachacútec”. De este modo a esa mazorca llamada Ollanta le sacarán, uno tras otro, todos los granos.
Esos grupos de poder que le rodean seguramente le dirán que es mejor para la platea trabajar con la derecha cavernaria (dizque técnicos) y no en alianza con nosotros: las izquierdas, las organizaciones, los pueblos, los micro y pequeños empresarios, los reservistas y los grupos radicales (el término radical viene del latín radix, ‘raíz’, refiriéndose sobre todo a un punto de vista profundo, sustancial, más aún si es aplicado a alguna convicción, práctica, análisis o propuesta. Wikipedia Dixit). Le dirán que a nosotros, los que venimos buscando el cambio estructural de este Estado putrefacto, nos gusta aullar en las calles hasta la desesperación pero de ahí no pasamos. Eso era en el pasado. Hemos aprendido. Arrinconamos a Fujimori, Toledo y Alan García (y Ollanta lo sabe) cuando éstos aceptaron el maridaje con los grupos de poder que saquearon todo el tiempo a nuestra Patria. Si el ejército del “Capitán Carlos” se lanza en franco ataque contra los verdaderos peruanos (en Conga y en otras partes del país), eso hará que nosotros armemos de inmediato un gabinete en la sombra. Somos el pueblo vibrante y vivo, y somos el Perú olvidado y marginado, luchando durante 500 años por su derecho a un metro cuadrado de tierra, a una oportunidad de trabajo.
Salvo que Ollanta regrese al camino de transformación que trazamos los peruanos de buena fe. Si eso ocurriera, esos mismos pueblos que ahora nos hemos puesto en pie de guerra en su contra saldríamos a las calles para respaldarle. Porque, a fin de cuentas, Ollanta Humala es sólo un pequeño accidente en la historia de nuestra Patria. La lucha sin cuartel fue y debe ser, en todo caso, ante esos grupos de poder que han venido destruyendo permanentemente a nuestra Patria, convirtiéndonos en parias, apestados e inquilinos a los verdaderos dueños de esta casa que se llama Perú.
Ollanta Humala, como militar, fue preparado para dos cosas: la lucha interna-coyuntural de tipo político-militar contra Sendero y el MRTA, y la lucha externa-permanente de tipo militar contra Chile y otros. En la guerra interna participó activamente matando peruanos. Ante Chile sigue temblando de cobardía. No vaya a desencadenar su frustración de no haberse enfrentado con soldados chilenos matando a balazos a sus propios compatriotas (como acaba de suceder en Andahuaylas, donde, entre muchos, una niña fue herida de bala). Eso sería una cojudez catastrófica. (Noviembre 2011)


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¿HAY LIBERTAD DE RELIGION EN PERU?

Mucha gente cree en la otra vida. Incluso hay una religión con millones de seguidores que supone (porque nadie lo ha comprobado) que después de muertos regresaremos a la tierra convertidos en otro ser. Claro, dicen, dirán, que eso depende de nuestro comportamiento aquí y ahora. Si somos buenos, seremos palomas en la otra vida. Si somos malos, seremos chanchos mostrencos que gruñen de hambre en los chiqueros.
Supongamos (solamente estamos suponiendo) que en la otra vida seas caballo o yegua, según tu sexo, y los caballos de esta vida te esperen allá graduados de jinetes. Con qué deleite te montarían y, ¡arre!, látigo en las ancas se ha dicho. Con qué gusto cabalgarían, trepados a tu lomo de dromedario, en las pampas extensas de las cordilleras. Y después de agotadoras jornadas te mantendrían seguramente encerrado en un cerco, sin pasto y sin agua. ¿O te gustaría ser un marciano con antenas grandes y andar de pato?
Mejor olvidémonos de ti.
¿Qué te parece si hablamos de los ladrones? ¿Qué serían en la otra vida? ¿Ratas? No lo creo, porque sería redundar en el mismo oficio. ¿Y los jueces? Esos sí, por supuesto, y con cola larga. De los alcaldes mejor ni hablemos. Pero me alegraría que algunos médicos sean en la otra vida campesinos enfermizos para que sientan en los huesos el desprecio con que éstos son tratados en los hospitales. Me gustaría ver a Montesinos convertido en mono triste, encerrado de por vida en un zoológico. ¿Y Fujimori? Debería ser un toro para que un torero con pinta de mariquita y movimientos de bailarín de ballet le hinque el lomo con banderilla y le penetre con la espada hasta lo más profundo del alma (si es que tiene alma). ¿Y Toledo? Seguramente supone que en la otra vida será, si en verdad existe esa otra vida, un gringo zancudo con barba de chivo. No lo creo. Pero sospecho (ojalá mi sospecha se concrete) que será un chivo montés perseguido hasta la eternidad por un puma chileno. ¿Y Eliane? Sería bueno que sea una gata feliz que en las noches, en los tejados, nos dé clases de música china. Con esto no pretendo decir, de ninguna manera, que a mí me gustaría ser gato montés para recibir sus clases.
Pero no... La realidad es otra. La otra vida no existe. Es un invento de algunas religiones. Así como son un invento el cielo y el infierno.
Pero supongamos que el cielo y el infierno no son un invento. Supongamos que es cierto lo que dice ese conjunto de libros escritos por los israelitas, que se llama “biblia”. Supongamos que para ese dios el “pueblo elegido” es Israel. Supongamos que Dante Alighiere relató la verdad en su “Divina comedia” sobre la existencia del temible Purgatoria, donde, según cuentan, los ladrones son azotados, los violadores se doran como pollos a la brasa sobre fuego eterno y las adúlteras cuecen piedras en peroles gigantes. En ese caso, ¡mamita mía!, los apóstatas, los malhechores y demás animales de la fauna del Mal deben empezar a temblar desde este mismo instante.
Aunque… pensándolo bien, analizándolo con detenimiento, en el infierno encontraremos a muchos príncipes y reyes, casi todos grandes genocidas y adúlteros de primera. Allá encontraremos princesas bellísimas y papas y obispos (ojo Cipriani). En el infierno encontraremos a los cantantes de rock, cumbia y salsa (oído a la música, fans) y llegar a ese lugar debe ser la mayor aspiración de todo aquel que quiera pasarla bacán por toda la eternidad. En cambio el cielo debe estar lleno de monjes y mendigos, tristes personajes que pasaron por el mundo regando paz y tranquilidad, y estar entre ellos debe ser aburrido. ¿Y quién quiere condenarse al aburrimiento eterno? Si aplicamos esta lógica, la condena más bien sería convivir por siempre con aquellos campeones del aburrimiento, y debe ser, más bien, una bendición disfrutar en el infierno de la presencia de famosos cantantes, ex presidentes y artistas deseadas como Marilyn Monroe.
¿Y los hindúes adónde irán? Si el infierno y el cielo no son un invento, los hindúes ya se fregaron. Debemos aclarar que los hindúes adoran a la vaca. No es un chiste. Así como en nuestra tierra hay personas que besan estampitas y adoran figuritas de yeso (tampoco es chiste), allá se arrodillan ante la vaca y besan sus huellas. Si una vaca aparece por la calle, el tránsito se paraliza. La gente no saca leche para alimentar a los millones de niños desnutridos sólo porque su religión no se lo permite. Supongo que los millones de hindúes también irán al infierno por no adorar a Jehová o Jesucristo. Sólo supongo porque del más allá nadie ha regresado para contarnos cómo es el asunto, y aunque regresara, no le creeríamos.
Si el cielo y el infierno realmente existen, ¿dónde estarán mis antepasados los chankas? Dicen los historiadores que los chankas eran pendencieros de la patada, en cuyo vocabulario no existía la palabra “sumisión”. Si en el cielo sólo están los que tienen carácter de cordero y aquellos que vivieron de rodillas ante los opresores, mis antepasados deben encontrarse en el infierno… Pobre Anqowayllo.
Si de verdad el cielo y el infierno existen, los analfabetos deben estar pagando “su culpa” en el infierno por no haber leído la “biblia”. Antes, para dirigirse al dios de los católicos se tenía que hablar latín. Todos los que no sabían latín deben estar en el infierno. Principalmente los kechwas, no sólo por no saber la “lengua de los dioses”, sino también por seguir la religión de la vida y venerar al Sol y a la Tierra.
El analfabeto andino cree en otro dios, un dios que le manda la lluvia y le trae buenas cosechas. ¿El hecho de no adorar al dios de los israelitas es suficiente para que los curas condenen a todos los seres que no piensan como ellos, seres humanos también, a su pretendido infierno? ¿Adorar los dioses de nuestros antepasados acaso es motivo para viajar, como por un tubo, al reino de las Sombras, solamente porque al que escribió la “biblia” le dio la gana?
JEHOVA, ¿UN DIOS FALSO?
Mirando desde otro ángulo, supongamos que el dios de los andinos, Pachaqámaq, es el verdadero dios y el dios de los israelíes (Jesucristo, Jehová o como se llame) es falso. Solamente estamos suponiendo, no es para que se molesten los curitas y otros elementos de la cofradía. Supongamos, asimismo, que el infierno y el cielo no existen, que sólo existen Qanaqpacha y Ukupacha. Entonces, ¡hurra!, los curitas, las monjitas, todos, en fila india, irán directo al reino de las Sombras por no creer en nuestro dios y sólo los kechwas viviremos en la paz eterna. Si esto es cierto, qué esperamos hermanos, hay que ganar a la causa de nuestro dios a todos los infieles. Hagamos algo para que el Papa y su séquito no sean condenados al fuego eterno, salvemos el alma de esa pobre gente, ¡pero ya mismo! Ellos no son perfectos. Como todo ser humano, tienen derecho a equivocarse. Y nosotros, que sabemos que somos el “Pueblo Elegido” por Pachaqámaq (porque El nació aquí), difundamos nuestra creencia. Rescatemos los ritos, construyamos una jerarquía y escribamos una doctrina. Claro, no incendiaremos pueblos como ellos lo hicieron con nosotros en otro tiempo (ejemplo Taki Onqoy) para imponerles nuestro dios. Llevemos el mensaje de Pachaqámaq a todos los rincones del mundo. Que bauticen a los niños en nombre de Pachaqámaq. En vez de nombres de santos, que lleven nombres de cerros, riachuelos o pájaros como en los tiempos de nuestros ancestros. Según Roma, los niños no deben alcanzar la mayoría de edad para escoger su religión, sino ser bautizados a los pocos años de nacido a voluntad de los padres. Nosotros no hagamos lo mismo; nosotros los padres no somos nadie para imponerles religiones que rechazarán nuestros hijos. Pero que en los colegios enseñen nuestra religión con la venia del mismo Estado. Al profesor que se niegue a enseñar nuestra religión separemos del ejercicio de la docencia. Que se difunda nuestra “biblia” en locales financiados por el Estado, que a su vez asuma la manutención de nuestros sacerdotes. Si aún no se ha escrito nuestra biblia, escribámoslo ya. Que Radioprogramas o El Comercio dediquen toda una sección a la difusión del mensaje del dios verdadero.
Sólo estamos suponiendo, amigo lector. Porque la única verdad es que hay varios dioses en el mundo. ¿Y cuál de las religiones es la verdadera y cuál de los dioses el auténtico? ¿El dios de los israelíes? ¿El dios de los hindúes? ¿El dios de los musulmanes? ¿El dios de los kechwas?
Bien, a esto queríamos llegar.
Aquí no se trata de ser ateo o creyente. Tampoco de ser un caballo en la otra vida o de que el diablo nos lleve al infierno después de muertos. Simplemente se trata de defender la libertad de culto y religión, de practicar la tolerancia y caminar hacia la verdadera civilización dejando atrás el fanatismo.
Libertad de culto y religión significa escoger, por voluntad propia, un dios cualquiera, sea Pachaqámaq, Alá, Buda, Jehová, un montículo de rocas, la vaca… Pero ya no hay libertad de culto y religión cuando el Estado nos impone un determinado dios desde los colegios, lo cual nos hace retroceder de espaldas al Medioevo, a esa etapa mórbida de la Humanidad, a la temible oscuridad, cuando creyendo convertir a la tierra en un paraíso, hicieron de ella un verdadero infierno.
Por último, si de verdad existe un dios, debe ser espíritu. Por tanto, no tiene color ni tiene forma humana, tampoco pertenece a una nación: pertenece a todas las razas y a todas las naciones; ni es viejo ni es joven: es eterno; ni es hombre (padre) ni es mujer (madre); no es tan malo que castiga con infiernos, ni es tan bueno que premia con el cielo: todo padre es bondadoso. Y si no existe un dios, entonces somos producto de la interacción del Sol (energía) y de la Tierra (materia), Padre y Madre que dieron origen a la existencia de todos los seres y nos mantienen con vida. (Diario OPINION de Andahuaylas, 2005, publicado también en GENERACION)


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LA GRAN TRANSFORMACION ES UNA MENTIRA

¿Es verdad que el Perú camina hacia el primer mundo? No. Todo eso es falso. Veamos por qué.
EN LO POLÍTICO, las oligarquías encomenderas han dividido los partidos en izquierda y derecha pero manejan a los dos brazos, así como el jinete maneja un caballo, y sacan provecho económico con el cuento de “democracia”. Aquí no hay democracia. Es el mismo juego de toda la época republicana.
EN LO ECONÓMICO, han dejado el país en manos de las transnacionales y de las oligarquías y vienen aplicando un modelo que enriquece a unos pocos y empobrece a las mayorías. Dicen que hay libertad de mercado. Eso es falso.
EN LO MILITAR, las Fuerzas Armadas ya no son garantía de soberanía, veamos sino cómo el Ministerio de Defensa entregó un extenso territorio a una empresa china en Piura. Esa empresa pertenece al Estado chino, y ahora ese país tendrá entre Perú y Ecuador un territorio liberado. Los cuarteles y los aeropuertos están en venta, y las Fuerzas Armadas (desarmadas y humilladas) no dicen ni hacen nada. Hasta Chile, siendo una simple tripa, tiene la osadía de ponerse a la altura de nuestra Patria.
EN LO MEDIÁTICO, la manipulación se ha convertido en una práctica cotidiana, siempre al servicio de las oligarquías locales y de las multinacionales. No hay libertad de expresión. Los medios grandes no cumplen su función: defender la verdad y los intereses de las mayorías. Se han convertido en mercenarios al servicio de intereses particulares.
El país está en venta. Buena parte del territorio de las comunidades se encuentra en manos de las multinacionales, donde las empresas hacen lo que les da la gana con la autorización de los gobiernos y la protección de la Policía, el Ejército y la ayuda de la Inteligencia de la Marina.
LABORAL
No hay trabajo en el país, solo cachuelos. 150 mil peruanos se van del país todos los años, lo mejor de nuestra juventud, en busca de porvenir porque aquí no hay sitio ni siquiera para ellos. Los pequeños empresarios (peruanos) son asfixiados con impuestos antitécnicos, mientras las multinacionales tienen privilegios, incluso contratos de estabilidad a largo plazo.
EDUCACIÓN Y DICTADURA DEL FMI
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dice en la carta de intención que firmó Fujimori que sólo debemos destinar el 3% de nuestro Producto Bruto Interno (PBI) a la Educación. Eso es condenarnos a la eterna miseria. Sin una buena educación, ¿qué podemos hacer en esta Era del Conocimiento? Nada. Sólo vender piedras, materias primas. ¿Reforma de la Educación? ¿Con el 3% de nuestro PBI? Que no nos vengan con cuentos. Los profesores no se capacitan porque tienen que trabajar en dos, tres sitios para llevar un pan más a su casa. Los colegios no tienen buenas carpetas, ni libros, ni laboratorios. Ni hay investigación científica. El FMI, manejado por Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, España y otros, nunca permitirá que destinemos más dinero a la Educación. No le conviene. Si sólo destinásemos un 15% de nuestro PBI a ese rubro, en veinte años nos industrializaríamos y, con las materias primas que tenemos, superaríamos a los países-dueños del FMI y les quitaríamos el mercado mundial. ¡Eso quiere evitar el FMI al imponernos ese mísero 3%!
DEPENDENCIA
Casi todo lo que comemos viene de fuera: el 90% del trigo (derivados: pan, fideos), el 45% del maíz amarillo que sirve para alimentar a los pollos, los lácteos, soya, carnes, mantequilla. También una parte del arroz. Se importa el 95% de las armas que utilizan nuestras Fuerzas Armadas: aviones, helicópteros, barcos, fusiles, tanques. Los bienes de consumo duraderos (refrigeradoras, televisores, celulares, lavadoras, muebles, autos). Los insumos para las actividades económicas (combustibles, lubricantes, materias primas para la agricultura y materias primas para la industria). Los bienes de capital (equipos de transporte y maquinaria) y los equipos necesarios para actividades económicas (tractores, máquinas para extraer mineral, camiones, ómnibus). Zapatos, ropa, juguetes, medicinas.
En resumen, ¿qué sabemos hacer? NADA. Esta es una humillación histórica, porque hemos dejado el país, irresponsablemente, en manos de una clase dirigente sin capacidad de conducción. Este estado de cosas no puede continuar.
PLANIFICACIÓN
Como sociedad, no sabemos cuál será el siguiente paso. Todos los países se proyectan para cien años en todo: educación, economía, política, etcétera. Nosotros no. Si necesitamos mil abogados y cinco mil maestros para los próximos años, fabricamos cinco mil abogados y veinte mil maestros. Resultado: cuatro mil abogados sin trabajo y quince mil maestros desocupados. Si tenemos diversidad en climas para la producción agrícola, no preparamos para eso. Aquí ninguna universidad prepara para el trabajo productivo y la libertad (o liberación), sino para la dependencia.
Si los cerros están llenos de hierro, nos apuramos en vender hierro en piedras y no instalamos altos hornos en los Andes para producir acero y, luego, fabricar productos, para dar el gran salto.
Dicen que avanzamos. ¿Hacia dónde avanzamos? Hacia la dependencia total. Hacia la colonia. Sino analicen los tratados de libre comercio. En las calles de las ciudades hay mendigos de todas las edades, desocupados, trabajadores sin estabilidad laboral, vendedores de caramelos por miles, profesionales haciendo taxi, delincuencia. Y si van a las zonas rurales se darán cuenta que la miseria se contradice con los datos maquillados de los gobiernos.
¿ENEMIGOS DEL ORDEN?
Hay orden político, económico, social, es cierto; un orden sostenido sólo por la fuerza de la represión y la manipulación (poder mediático), pero no hay armonía política, económica y social. Esta situación es insostenible. Las oligarquías y las multinacionales dirán que nosotros los dirigentes de las organizaciones somos enemigos del orden y de la paz. Sí somos enemigos de este orden que beneficia sólo a unos cuantos y no a todos los peruanos. Pero a las oligarquías y a las transnacionales les enrostramos esta frase: ¡Ustedes son enemigos de la vida y de la armonía!
La historia se repite. Si bien los actores son otros, es el mismo libreto de toda la época republicana. Durante 186 años se sucedieron en nuestro territorio los mismos gobernantes con diferentes etiquetas. Todos hicieron lo mismo: prometieron cambios y reformas pero gobernaron para unos pocos. Y continuaron los harapos, las viviendas indignas, los niños sin escuelas y sin zapatos, las prisiones y los garrotazos contra los débiles.
Gracias a los gobiernos serviles de los grandes monopolios, en este momento la pobreza golpea al 80% de la población peruana.
Nos robaron la Patria, el territorio y nuestro derecho al cambio. A pesar de que contamos con recursos naturales desde el mar hasta la selva, el país se encuentra en una situación límite y damos vergüenza a nivel mundial, viviendo, humillados, de la caridad del Primer Mundo (donaciones) o construyendo infraestructura improductiva con préstamos del BM y del BID que serán pagados por nuestros hijos. (Publicado en www.connuestroperu.com, en marzo del 2012)

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OLLANTA, RECLUTA DEL SISTEMA

Pues bien: pasó la fiebre electoral. Llevamos a la presidencia a Ollanta Humala Tasso con la esperanza del Gran Cambio. Los socialistas soñaron que comenzaría un cambio de modelo político y económico. Desde las organizaciones andino-amazónicas propusimos el cambio de todo el sistema. Porque había que escoger: ¿o lucha de clases (de origen occidental) o cooperación de clases (de origen andino)? Era la oportunidad para marcar el punto de división entre dos tiempos históricos: un pasado y un presente de pobreza y enfrentamiento entre peruanos, y un futuro de integración, poderío y construcción de una Nación. Un presente de dependencia y humillación, y un futuro de libertad y grandeza. Un pasado de orden, y un futuro de armonía. Pero todo eso fue un sueño. La Gran Transformación es una mentira. Ollanta se echó a los brazos de la oligarquía local y el capital transnacional porque ellos le prometieron que su esposa, Nadine, le reemplazará en el poder de aquí a cinco años.
LA HISTORIA SE REPITE
Hay orden político, económico, social, es cierto; un orden sostenido sólo por la fuerza de la represión y la manipulación (poder mediático), pero no hay armonía política, económica y social. Esta situación es insostenible.
La historia se repite. Si bien los actores son otros, es el mismo libreto de toda la época republicana. Durante 190 años se sucedieron en nuestro territorio los mismos gobernantes con diferentes etiquetas. Todos hicieron lo mismo: prometieron cambios y reformas pero gobernaron para unos pocos. Y continuaron los harapos, las viviendas indignas, los niños sin escuelas y sin zapatos, las prisiones y los garrotazos contra los débiles.
El país está en venta. Buena parte del territorio de las comunidades se encuentra en manos de las multinacionales, donde las empresas hacen lo que les da la gana.
Nos robaron la Patria, el territorio y nuestro derecho al cambio. A pesar de que contamos con recursos naturales desde el mar hasta la selva, el país se encuentra en una situación límite y damos vergüenza a nivel mundial, viviendo, humillados, de la caridad del Primer Mundo (donaciones) o construyendo infraestructura improductiva con préstamos del BM y del BID que serán pagados por nuestros hijos. (Publicado en www.connuestroperu.com en junio 2012)


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¿QUIEN ES WALTER CHAVEZ, EL ASESOR DE EVO?

Hay una campaña de difamación contra el periodista peruano Walter Chávez, asesor del presidente Evo Morales. Ante tanta calumnia que vierten los agentes de Chile en el Perú y los peones de la oligarquía en Bolivia, lanzamos nuestra palabra. Chávez es cajamarquino de nacimiento. Estudió filosofía en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima. Cuentan sus amigos que Jürgen Haberlas, el pensador y filósofo alemán, lo quiso llevar a su país para tenerlo como su discípulo pero Chávez no quiso ir, porque tenía miedo a viajar en avión.
FUJIMORI Y EL TERRORISMO DE ESTADO
Ahora Walter Chávez es asesor de Evo Morales. O era hasta ayer. Se fue del Perú en los comienzo del fujimontesinismo, cuando comenzó la persecución contra los opositores: dirigentes estudiantiles, obreros, campesinos y periodistas que osaron enfrentársele. Felizmente se fue del país y encontró refugio en nuestros hermanos kechwa-aymaras de Bolivia. Si no se iba, pronto hubiera muerto en un “asalto” o en un “accidente automovilístico”, la forma favorita de Montesinos de acabar con los opositores.
Muchos de los periodistas que ahora atacan a Walter Chávez desde diferentes medios no eran tales en los comienzos del fujimorismo. No saben lo que pasó entonces. Por eso son capaces de llamar “emerretista” o “senderista” a cualquiera, según el interés de sus patrones. Quienes estuvimos en los diarios de Lima en esos años sí tenemos autoridad para decir qué sucedió realmente.
Yo llegué a Lima en 1991. Pío Fernández Cano, director del diario Ultima Hora, me dio la oportunidad de trabajar como corrector a pesar de que yo era casi un dolescente. Pasaron por Ultima Hora César Lévano y Alfredo Berríos. También Nilo Espinoza Haro. César Hildebrandt tenía una columna. Los muertos del fujimorismo estaban por aparecer en las calles y en las universidades. Un día encarcelaron a Yehude Simon luego de acusarlo como asesino de un dirigente. La prensa de Fujimori dijo que “Simon era emerretista” y mostraron supuestas “pruebas”. Claro, era falso, preparado por los servicios secretos. El objetivo de Fujimori era eliminar del terreno político a un naciente líder socialdemócrata que podía hacerle sombra. Simon pasó varios años en la cárcel, por gusto. Ahora es uno de los mejores presidentes regionales, y va a su segundo periodo. Después llegó el golpe de Fujimori. Esa misma noche Fujimori cerró Ultima Hora porque era incómodo para la dictadura que allí escribieran periodistas decentes como Pío Fernández, César Lévano y César Hildebrandt, quien en esa fecha ya se encontraba en España (dicen que se fue becado pero sospechamos que se enteró de las intenciones de asesinarlo de Montesinos). El mismo Alan García escapó por los techos.
Así comenzó la persecución. El periodista que se oponía al régimen, recibía mil presiones. Los dirigentes que hablaban contra la dictadura, aparecían muertos  en “accidentes” o en “asaltos”.
Algunos periodistas que nos quedamos sin trabajo en Ultima Hora, empezamos en Diariouno, un periódico de oposición donde estaban Nilo Espinoza, Iván García Mayer, Pedro Salinas, Borea Odría y muchos otros jóvenes que hoy brillan en el periodismo nacional. Pero desde el primer día sufrimos el acoso de los servicios secretos de Montesinos. Presionaban a los empresarios para que no pongan aviso en nuestro periódico, para matarnos de inanición. “Compraban” a los canillitas para que escondan el periódico. Sobrevivimos algunos meses.
Pero la muerte estaba anunciada desde el primer día. Era delito oponerse al sátrapa, que ya empezaba a vender todo lo que no le pertenece con el aplauso de cierta prensa vendida, ahora pro chilena (El Comercio, Panamericana), precisamente los que atacan a Walter Chávez. Cerraron Diariouno pero seguimos en la pelea. Comenzamos en La Mañana, fundado por Maruja Valcárcel y el genial Sofocleto. Imposible sobrevivir.
Sofocleto estaba hecho de otra madera: era un ser nacido para ser libre y no se sometería jamás y Maruja se había forjado bajo el yunque del indigenismo. Juntos eran dinamita y un peligro real para Fujimori y para los vendepatrias que le rodeaban, que en ese tiempo ya entregaban todo a las transnacionales. La presión económica vía Sunat empezó enseguida. Antero Flores-Aráoz era amigo del periódico, pero no pesaba mucho. Los periodistas eran seguidos por los servicios secretos como vulgares ladrones, entre ellos Pepe Calderón y Manuel Cadenas, aunque quizás nunca se enteraron. Algunos éramos sospechosamente asaltados en pleno Miraflores. Al poco tiempo cerró La Mañana, y Sofocleto se fue a su casa a morirse lentamente en este país donde los mejores murieron olvidados.
CHAVEZ EN BOLIVIA
Walter Chávez también sufrió los golpes del fujimorismo. Fue detenido, acusado de emerretista sin pruebas. Chávez era filósofo, sabía pensar, y para Fujimori era un delito saber pensar en un país al que había hipnotizado casi hasta la parálisis con los medios de comunicación serviles. Felizmente Chávez se fue del país.
Cuentan sus amigos bolivianos que Walter Chávez, que trabajaba como jefe de Cultura del diario Hoy, podía leer tres o cuatro libros en un día y también podía editar 16 páginas en una tarde. También trabajó en el diario La Razón de Bolivia. Sacó el quincenario El Juguete Rabioso, y él mismo se encargaba de distribuir y negociar con los kiosqueros de La Paz y El Alto. El Juguete Rabioso es profunda, corrosiva, puede ir contra la última novedad editorial en su tapa o tumbarse a un ministro.
Chávez ahora es asesor (o era hasta ayer) de nuestro hermano aymara Evo Morales. Como kechwa trabaja por los desposeídos, por los sin tierra, por los que hace quinientos años esperan liberarse de sus opresores. Eso se llama solidaridad.
No importa lo que digan aquí y allá los reclutas del capitalismo. No importan las calumnias de cierta prensa de Lima que lo ataca al ver que un peruano asesora a un kechwa-aymara boliviano, rompiendo de ese modo la hegemonía de los asesores chilenos, que siempre estuvieron detrás de los presidentes bolivianos (y también peruanos), en forma abierta o silenciosa… No importan los ataques de los sectores minoritarios de la oligarquía boliviana que no están convencidos de que un presidente aymara esté al mando de la nación. Nuestros hermanos ya han identificado a los enemigos. Ya saben que el cambio lo harán ellos mismos, porque son los verdaderos dueños del gran Tawantinsuyu al que ahora llaman “Perú, Bolivia y Ecuador”. Algún día seremos nuevamente uno solo. (Publicado en Bolpress, febrero del 2007).